martes, 2 de julio de 2013

Adaptación a la guardería para mamás e hijos

Entrada a Petición
¡Qué bien, vamos a hacer amigos y aprender cosas nuevas!

Llega la separación madre e hijo. Vínculo que no sólo causa dolor al niño sino a la madre, igual o más. Será la primera vez que el niño salga de su mundo de seguridad donde ya ha adquirido un papel y se introduzca en uno nuevo lleno de niños como él. 

¿Por qué hay que afrontarlo sin sufrir?, mejor dicho, ¿Cómo hacerlo?
Lo esencial, es ver que le transmitís esa situación cada mañana como una oportunidad alegre, la oportunidad de socializarse y de adquirir autonomía personal, que no significa dejar de querer a mamá porque aprenda por si mismo a moverse en otro entorno sin vosotras. Es la oportunidad de aprender a adaptarse a los cambios de la vida. 

Vuestro hijo va a experimentar cambios en áreas como: la higiene, el sueño, rutinas, organización del tiempo y actividad, a relacionarse con sus iguales.... Y una buena manera de que él lo afronte mejor es contarle todo eso. A donde va, para qué, porqué y que beneficios le va a aportar mejor que estar en casa con mamá.

Enseñar a tu hijo no es aferrarte a él y cortarle las alas, es acompañarle creciendo y para hacerlo, hay que contarle no sólo como se vuela sino que paisajes se va a encontrar y lo mucho que tiene que valorarlos como algo muy positivo para él. 

Como ya he dicho en otras entradas, cada niño es una persona diferente, con unas emociones y unos ritmos determinados. 2 mellizos, como mis sobrinos, llegados el momento no afrontarán probablemente del mismo modo la situación y ahí está lo bonito, que cada uno de nosotros somos únicos. 

¿Que puede generar esta nueva situación en el peor de los casos?
  • Alteración en la alimentación
  • Alteración en el sueño
  • Ansiedad por separación
  • Miedo
  • Conductas agresivas
  • Conductas de rechazo al maestro
  • Conductas de aislamiento y lloros
En cualquiera de los casos anteriores, por muy duros que parezcan, son normales, y quizá en algún momento del principio de adaptación los sientan. 
Importante: Tomarlo como algo natural y transmitírselo así a vuestro hijo, no acudir a la guardería a recogerlo como salvadores de un horror vivido, sino al contrario, quitando importancia y reforzando las conductas positivas. No hay que ignorar que vuelva llorando pero sí, evitar la sobreprotección y atención en ese episodio. Minimizar la importancia, cogerle la mano, darle un beso pero no abrazarle como si necesitase vuestro refugio y estuvierais alejándolo de hombre del saco. 


Si tú transmites temor, él sentirá temor, si tú transmites preocupación y ansiedad él sentirá lo mismo, así que ayúdale a afrontarlo de forma sana.
En caso de que se prolongases esos síntomas negativos consultar el caso particular a un psicólogo lo antes posible para evitar que desarrollen aversión a la escuela. Aquí, en Consulta vía email también lo puedes hacer.
  • Sería bueno que le dejaseis y recogieseis vosotras en la guardería.
  • Que vuestra despedida a pesar de los lloros posibles sea con seguridad y alegría, que no piense que si protestara cabría la opción de evitar esa situación.
  • Evitar siempre mentir: como frases típicas: <<ahora vengo>>. 
  • Evitar siempre el chantaje emocional: <<si lloras mamá se pone triste>>, no caer en lo negativo, utilizar frases positivas.
  • Hacer las despedidas cortas.
  • Si al recogerlo llora porque no se quiere ir de la guardería no es motivo de angustia para vosotras, es muestra del cambio, del proceso de adaptación, no penséis más allá.

Es un primer reto de equipo que vais a compartir tu hijo y tú, ¡¡D i s f r ú t a l o!! 

Ofrece lo mejor de ti, ¡Hasta mañana!



lunes, 1 de julio de 2013

¡Al ataque con el pañal!

Entrada Urgente a Petición
¿NO sabes bien cual es la mejor forma de retirar el pañal a tu hijo?

Un buen momento para quitar el pañal a tu hijo es alrededor de los 2 años, 2 años y medio. Cada niño es una persona particular con sus ritmos, su comprensión y madurez, así que si aún no ves que esté preparado no le fuerces y espera un poquito más. Probablemente si tu hijo está en un período de adaptación por algo (inicio de guardería, llegada de un hermanito...) no sea un buen momento para intentar hacer otro cambio más, es conveniente esperar.

Las señales para saber si está preparado pueden ser: que se toque cuando note que tiene ganas de hacer pis, cuando le veas que entiende a tus explicaciones, que es capaz de mantenerse sentado sin ayuda...

Compra un asiento especial de niños que se acople en el inodoro y mejor aún si también compras unas escaleritas para que él pueda subir y bajar más fácilmente, pero siempre con tu ayuda y tu presencia.

La mejor manera de intentar quitar el pañal es explicándole lo que queremos conseguir y porqué hacemos eso y acompañarlo de un ejemplo práctico nuestro cada vez que vayamos al aseo. Explicar mediante el diálogo y a la vez el modelado, es decir, explicarlo a la misma vez que vamos al aseo y estamos quitándonos la ropa y sentándonos para hacer pis o caca. De esta manera, entenderá mejor lo que le decimos porque lo está viendo al mismo tiempo. 

Es importante hacerlo nosotras primero durante un par de semanas cada día y hacerle entender que eso lo hacen todas las personas que se van haciendo mayor. El método es ir narrándole desde el momento que notamos que tenemos ganas de ir al aseo, como nos desvestimos, como hacemos pis, como nos tenemos que limpiar y tirar de la cadena y volvernos a vestir. 
También es bueno preguntarle si a él le gustaría hacer pis de mayor incluso, elegir con él el asiento que vayamos a poner en el inodoro. Cuanto más partícipe se le haga más diversión le genera y más motivado estará. Lo importante es que lo vea como algo bueno, novedoso, un logro, al contrario que una obligación y una presión. 

Una vez que hemos servido de modelo a nuestro hijo, podemos decirle adiós con la mano al pañal y que vea que nos vamos a despedir de él durante el día para que el culito esté libre y se sienta fresquito. 
Es hora de explicarle que cada día, 3 veces al día vamos a acompañarle a sentarse para que él simule la situación real. Le decimos que quizá cuando vayamos ahora no le va a apetecer pero que así lo va a ir aprendiendo, que cuando note en algún momento la sensación de que quiere hacerse pis o caca tiene que hacer lo que vamos a estar ensayando. 

Es esencial tener paciencia, no reñirle, sino al contrario, adelantarle que a la primera no va a salir el pis o la caca en el inodoro, pero que poco a poco él irá notando cada vez más que necesita ir hasta llegar un día que lo sepa controlar. <<Habrá días que no te salga, habrá días que después de estar sentado se te escape el pis en el suelo>>, <<no pasa nada, es normal, lo tendrás que ensayar muchas veces hasta que hagas pis de mayor sentado>>, <<mamá va a estar contigo contenta aprendiendo contigo hasta que te salga, no tenemos prisa>>, <<yo me siento feliz y contenta de enseñarte>>.

Guíale, no le fuerces, no le exijas, comparte con él su aprendizaje disfrutando de esos momentos, y no te desesperes, le saldrá cuando esté preparado. Si en algún momento te supera el estrés, que no te vea, puede generarle frustración.

Ofrece lo mejor de ti, ¡Hasta mañana!